La mayoría de nosotros estamos familiarizados con los traductores automáticos como, por ejemplo, el Traductor de Google o Babelfish. Estas herramientas tienen como objetivo reemplazar al traductor humano siguiendo reglas establecidas previamente e introducidas en el programa para luego aplicarlas a nuevas frases. Estas reglas cubren todo, desde sintaxis hasta gramática y unidades de vocabulario individuales.
Las herramientas de traducción automática no son las únicas que desafían al traductor humano tradicional. Existe también un grupo de herramientas llamadas “traducción asistida por computadora” que se diferencian de los traductores automáticos en varias formas. Una diferencia primordial es que no intentan reemplazar al traductor humano sino que automatizan parte del proceso el cual debe ser finalizado, en última instancia, por una persona. Las traducciones automáticas usualmente requieren una edición humana extensa y son el resultado de algoritmos imperfectos y de un proceso aún en desarrollo de una tecnología nueva.
Los programas de traducción asistida por computadora funcionan guardando en una base de datos como segmentos, palabras y frases que un traductor humano traduce. Cuando se encuentran segmentos similares o parecidos, el programa aplica la traducción previamente almacenada. Puede ser un match exacto, o fuzzy match (por ejemplo, 70% de la frase coincide con el segmento guardado), en el caso de nuevas frases, se las considera no match. El traductor humano tiene luego que revisar y editar la traducción producida.
El beneficio de este tipo de herramientas es que cuanto más se traduce un tema en particular, más grande se torna la base de datos con segmentos traducidos y, por consiguiente, se crea un material de referencia para el traductor. Esto puede disminuir el tiempo empleado en traducir y, al mismo tiempo, mejorar la consistencia. En cambio, las herramientas tradicionales de traducción automática dependen de los desarrolladores para incrementar y mejorar gradualmente los algoritmos y referencias, lo cual es menos confiable que una base de datos guardada del trabajo de un traductor profesional.
Las dos herramientas ayudan, en teoría, a incrementar la eficacia de costo y tiempo, pero ambas funcionan de maneras diferentes y, naturalmente, producen resultados muy dispares. La cuestión de si cada herramienta perjudica o favorece a la industria de la traducción debe ser considerada analizando el respectivo rol que cada una cumple.