En su libro “La andadura del español por el mundo”, el lingüista Humberto López Morales analiza los vaivenes del idioma español a lo largo de su historia y en las más diversas latitudes geográficas. En una entrevista con El Tribuno, habló acerca de la valoración social de los distintos dialectos y sociolectos, del impacto de los avances de internet y los mensajes de texto en los cambios lingüísticos, la realidad actual del español en Estados Unidos y la variedad hablada en Argentina, a la cual no pudo definir “por falta de objetividad, ya que adora a la Argentina”. Sencillo, directo y apasionado, augura un destino más que promisorio para el español. “En el 2050 será el segundo idioma con el mayor número de hablantes en el mundo, sólo estará por debajo del chino mandarín”.
¿Qué lo motivó a escribir esta obra?
El tema era la lengua española. Y yo no he hecho otra cosa en mi vida (o casi) que estudiarla, especialmente en América, desde los principios de mi carrera profesional. Pensé que podría hacer algo diferente, interesante y lleno de nuevos datos. No sé si lo he conseguido, pero he disfrutado mucho escribiéndolo. El término “andadura” me parece estupendo, claro, preciso y lo siento incluso muy elegante.
¿Cómo es la relación entre el español y las lenguas indígenas de América a lo largo de la historia, especialmente el quechua?
Esa historia es larga y variada, desde el encumbramiento de las lenguas indígenas (casi toda la época de cristianización) hasta el olvido e incluso el desdén. No hay más que ver su historia en América y el panorama actual, con una enorme mayoría de lenguas inexistentes ya y muchas otras en inminente peligro de extinción. Hoy se pone más atención y cuidado a la lengua quechua, pero su fragmentación en seis variedades, algunas no siempre comprendidas las unas con las otras, es un factor negativo.
Usted señala que las lenguas indígenas no explican ninguno de los cambios del español en América, ¿a qué se debe esto?
Bueno, es la verdad. Pero aportan las influencias léxicas que compensan el vacío de influencia en otros aspectos de la lengua, como el sintáctico. Se encuentran influencias, desde luego, pero no entre hablantes monolingües de español, a menos que yo sepa.
¿Cuál es la visión que se tiene del español en los claustros académicos de Estados Unidos?
El español está en auge en todas partes, pero muy especialmente en los Estados Unidos. Hay muchos estudiantes, seis veces más que los que estudian francés en ese país, por ejemplo. Las cifras, sobre todo las universitarias, son espectaculares, y lo serán más aún.
En Estados Unidos, el español es relacionado con la minoría latina, discriminada en muchos casos. En ese contexto, ¿cómo es percibido el español por la sociedad en general?
Eso era antes, cuando los hispanos se identificaban únicamente con los inmigrantes más pobres de México y Centroamérica, que en su mayoría, eran aquellos que iban a ese país a recoger tomates a un dólar la hora. Hoy las cosas han cambiado completamente. Hay una gran industria hispana, los medios de comunicación son hoy muy numerosos y consiguen mucho éxito. La demanda de español en las universidades, en constante ascenso, es un dato clave. El hecho de que los bilingües ganen más dinero que los anglos, aun ocupando puestos paralelos, es un dato de extrema importancia para que los hispanos no abandonen el español por el inglés, como hacían antes.
¿Cuál cree que es el futuro del español?
Magnífico. Puede que llegue a ser una lengua hablada por el 10% de todo el planeta. Eso podría ser poco más allá de 2050. Las proyecciones en este sentido son contundentes. Para dicho año, podría ser el segundo idioma con el mayor número de hablantes en el mundo, por debajo del chino mandarín.