Pague ahora o pague después. En el mundo de la traducción, este dicho ciertamente es válido. Algunos clientes, más preocupados por los resultados finales que por la calidad, buscan la traducción más barata posible sin considerar las posibles secuelas de una traducción realizada por un precio mínimo. Un texto mal traducido podría empañar la imagen corporativa que tanto le ha costado ganar a una empresa o afectar negativamente las ventas, pero, en el peor de los casos, una mala traducción podría provocar lesiones e incluso la muerte.
Los compradores de traducciones atraídos por las traducciones de bajo presupuesto no siempre se dan cuenta de que probablemente estén sacrificando la calidad por el precio. Las traducciones baratas a menudo son realizadas por traductores inexpertos o no calificados o por aquellos que esperan cosechar más clientes traduciendo a otros idiomas además de su lengua madre. Algunas empresas evitan los traductores humanos y optan por traducir su texto directamente en las herramientas de traducción automáticas disponibles en línea, como Google Translate. Los resultados de las traducciones realizadas por traductores novatos, traductores no nativos y herramientas de traducción automática pueden ser desastrosos en ciertas situaciones.
En los siguientes tipos de traducciones, se requiere el máximo cuidado y nunca se deben dejar en las manos de un traductor de medio pelo ni de una herramienta de traducción automática, ya que al hacerlo nos arriesgamos a que suceda una catástrofe:
- En los textos de ventas y marketing, que requieren comprensión lingüística y cultural.
- En las traducciones de patentes y de otros materiales técnicos, la precisión es de suma importancia.
- En los textos médicos y farmacéuticos, particularmente cuando esa información puede significar un asunto de vida o muerte.
- En los textos legales como contratos, órdenes judiciales y testamentos, en los que cualquier error en el texto puede tener profundas implicaciones legales.
- En cualquier texto que represente la imagen pública de su empresa u organización, incluidos sitios web, folletos, manuales, etc.
Las empresas trabajan incansablemente para desarrollar una imagen en particular, pero los resultados de ese trabajo arduo pueden evaporarse rápidamente con solo una metida de pata. Los sitios web que comercializan productos y servicios no pueden darse el lujo de tener un enfoque laxo en cuanto a los errores lingüísticos. Según un artículo publicado en BBC News, el emprendedor de internet británico, Charles Duncombe, descubrió que “un análisis de las cifras de los sitios web indica que un solo error de ortografía puede reducir las ventas a la mitad”. Es necesario detenerse a pensar en el posible impacto del lenguaje sin errores pero mal expresado o en el texto que fluye y funciona bien en un país y en una cultura, como España, pero no en otros, como México o Argentina.
Los traductores sin experiencia y las herramientas de traducción automática también carecen de la habilidad para perfeccionar el texto según los matices culturales. El éxito o el fracaso de un aviso impreso o de una campaña de marketing online dependen de la capacidad del texto para conectarse con el público destinatario, y los aspectos culturalmente inapropiados de una traducción saltarán a la vista de los hablantes nativos. Independientemente de los avances tecnológicos realizados, la traducción automática nunca aprenderá a actualizarse con respecto a las connotaciones culturales ni las sutilezas en juego en un idioma. Las bromas, las frases hechas y el juego de palabras se pierden mayormente en herramientas como Google Translate, que no logran captar el “sabor” del texto.
Vale la pena mencionar que las traducciones malas pueden tener más efectos además de afectar simplemente los resultados finales de la empresa. Un testimonio traducido en forma inexacta en un caso judicial podría dar lugar a una condena injusta; un error de traducción en una etiqueta de un medicamento recetado podría tener consecuencias mortales para un paciente; y unas instrucciones mal traducidas del manual de una máquina podrían implicar lesiones o la muerte para un empleado de una fábrica.
Las empresas y las organizaciones que prioritizan la inversión en una traducción de gran calidad para sus documentos, sitio web, etc. proyectan una imagen de profesionalismo e integridad y garantizan la salud y la seguridad de aquellos que dependen de los productos o de los servicios de la empresa.
Totalmente cierto. Y un tema interesante para una tesis, por qué no? «determinar el grado de repercusión o los efectos de una mala traducción en el campo médico», por ejemplo, o en las sentencias finales. Podemos trabajar, desde nuestras posiciones, en orientar a los usuarios sobre los riesgos de recurrir a personas mal llamadas «traductores», entonces estaríamos contribuyendo al «sentido social» de nuestra profesiòn.
Igualmente, podríamos preguntarnos:¿ el usuario de una traducción errada afrontará los riesgos de la misma con responsabilidad? ya que debería ser conciente de las consecuencias de optar por una «solución» ligera, por llamarla de algún modo.