Cada día es más común que las agencias y traductores freelance reciban pedidos para corregir traducciones hechas con herramientas de traducción automática. Como hemos discutido antes, estas herramientas, como el Traductor de Google, usan algoritmos para traducir el texto que introducimos. Estos traductores tienen muchos defectos, los cuales ya hemos descrito en este blog, y pueden ser problemáticos para el que busca un servicio de traducción profesional y preciso.
Debido a que se producen errores muy comunes y obvios con estos traductores, se puede descubrir fácilmente que un texto ha sido traducido automáticamente. Inclusive cualquiera puede verificar si se usó una de estas herramientas copiando simplemente un párrafo del texto fuente y traduciéndolo al idioma meta en el Traductor de Google u otro traductor del mismo estilo. Quien esté decidido a utilizar este tipo de traductores, tiene que estar preparado para hacer una corrección y edición importante del trabajo antes de entregarlo o divulgarlo.
Los que han probado este método creyendo que ahorrarían tiempo se habrán dado cuenta de que editar un texto traducido automáticamente lleva mucho más tiempo que traducirlo desde cero. Los traductores automáticos parecen atractivos como opción para ahorrar tiempo y dinero y, por consiguiente, son tentadores para los clientes y los traductores inexpertos. Quizás sea una experiencia que algunos deban transcurrir para entender que una traducción realizada profesionalmente es la opción acertada.
¿Eres un traductor? Haz clic en la imagen debajo y dinos si aceptarías recibir una tarifa de revisión o edición para corregir esta traducción hecha por el Traductor de Google