De dónde proviene la expresión “Agarrate Catalina” y qué significa

“Agarrate Catalina” es una de las expresiones del lunfardo más utilizadas. Para conocer sus orígenes debemos remontarnos a la década del 40 y a la historia de una joven artista circense llamada Catalina.

Agarrate Catalina

La leyenda describe a una familia de trapecistas de un circo que recorría los barrios porteños. Catalina, una de las más jóvenes de esta familia, había perdido a su madre, abuela y bisabuela por accidentes fatales en el trapecio. A pesar de la trágica historia familiar, Catalina continuó trabajando en el circo como trapecista en el barrio de San Telmo. Debido a los trágicos incidentes en su familia, cada que vez que Catalina se presentaba ante el público era recibida con los gritos de “Agarrate bien, Catalina”. Con el paso del tiempo, la frase actualmente usada por muchos rioplatenses, fue acortada a “Agarrate Catalina”. Lamentablemente, según cuenta la leyenda, Catalina falleció en una de las funciones del circo con tan solo 25 años de edad. Irónicamente, no murió en un accidente de trapecio, fue impactada por el hombre bala al ser propulsado desde el cañón hasta la carpa central.

Esta expresión se utiliza en la actualidad para advertir a alguien que está por encarar una situación que probablemente no sea sencilla e inclusive pueda no tener buenos resultados. La idea es dar una señal a esa persona para que esté alerta y preparada para los tiempos difíciles que se avecinan.

Otra versión del origen de esta famosa frase es la costumbre del famoso jockey Leguizamo quien solía correr con una yegua llamada Catalina. Supuestamente, antes de cada carrera, se inclinaba y le susurraba “Agarrate Catalina” con la esperanza de que esto haría que la yegua se enfocase en la carrera y ganasen.

Esta expresión no es conocida solo en Argentina sino también en varios países como, por ejemplo, en Uruguay donde crearon la murga con el mismo nombre.

Nota: La palabra “agarrate” en esta expresión no tiene acento ortográfico debido a que en Argentina se utiliza el voseo y, por lo tanto, los verbos en segunda persona en singular se conjugan diferente.

Presentación de murga uruguaya «Agarrate Catalina» en Buenos Aires. Fotografía: Exequiela Goldini.

 

Lunfardo: ¿Qué significa “bondi”?

Bondi

Bondi en Buenos Aires, principios de la década del 40.

“¡Cómo tarda este bondi!” “Este bondi me deja a tres cuadras del trabajo”, “¡La frecuencia de este bondi es desastrosa!” En Argentina, se escuchan estas y otras frases similares diariamente, especialmente en la ciudad de Buenos Aires. Cualquier turista puede escucharlas en conversaciones cotidianas, pero ¿qué significa exactamente bondi?

Bondi es el lunfardo para “colectivo” o “autobús” y es usado con frecuencia en el área del Río de la Plata. Conozcamos su origen etimológico.

Bondi y su origen brasileño

Según numerosos lingüistas expertos, bondi es una derivación de una palabra en portugués nacida en San Pablo a principios del siglo XX. En ese entonces, los tranvías de la ciudad eran propiedad de compañías inglesas y, por lo tanto, el precio de cada pasaje era precedido por la palabra bond. Los brasileños empezaron a usar el término bond para el tranvía y extendieron este uso a todo el transporte público. En portugués, a muchas palabras que terminan con una consonante se les agrega el sonido “i”, en este caso es representada al agregar la letra “e” al final de la palabra. Los inmigrantes italianos llevaron consigo la palabra bonde a Montevideo y Buenos Aires, donde se la adoptó como bondi.

Bondi y la forma del autobús

Existe otra teoría que manifiesta que la palabra bondi es, en realidad, un diminutivo de la palabra albóndiga, es así como se llamaban a los autobuses urbanos en Buenos Aires ya que eran mucho más pequeños de lo que son hoy en día y con una forma redondeada.

Mina: una de las palabras más populares del lunfardo

Si pasas unos días en Buenos Aires o Montevideo, podrás escuchar por lo menos una vez la palabra mina en cualquier conversación y, por supuesto, sin hacer alusión alguna al artilugio bélico o al lugar donde se extrae algún mineral. Entonces, ¿a qué están haciendo referencia? Para comenzar, diremos que en el ámbito rioplatense mina posee un significado particular ya que es una de las palabras más populares y utilizadas del lunfardo. Es parte del vocabulario casi cotidiano de hombres y mujeres jóvenes y mayores.

Mina - lunfardo

Imagen gratis cortesía de FreeDigitalPhotos.net

Una joya de mujer

Tanto en Buenos Aires como en Montevideo, el término mina es tradicionalmente empleado para hacer referencia a una mujer linda y atractiva sexualmente. Este uso tiene su origen en el período virreinal (siglos XVII y XVIII), cuando llegaban partidas de esclavos de diferentes razas. Estos esclavos y esclavas que eran llevados a América desde el antiguo fuerte portugués en África de San Jorge de la Mina recibían el nombre de “Minas”. Las mujeres provenientes de Cabo Verde eran especialmente caras; poseían una piel oscura y cabeza rapada y eran buscadas por los hombres por su belleza para obligarlas a realizar favores sexuales.

Ya en el siglo XX y ahora en pleno siglo XXI, mina sigue haciendo alusión a una mujer hermosa y cuidada, en especial en conversaciones informales.

Según algunos expertos del lenguaje, este término lunfardo surge de la aféresis de la palabra italiana femmina y la contracción de la gallega menina. A esto debemos agregarle el lenguaje metafórico usado por los proxenetas ya que la mujer con su cuerpo les conseguía riquezas, igual que una mina de cualquier metal precioso.

Uso peyorativo

Aunque puede parecer paradójico, también es muy frecuente escuchar la palabra mina empleada para referirse en forma peyorativa o despectiva a una mujer o para restarle importancia al personaje femenino mencionado en la conversación.

Esto es muy común en el ámbito cotidiano cuando se está relatando alguna anécdota en la que de alguna manera interviene una mujer.

Palabra de tango

Son muchos los tangos en los que podemos encontrar la palabra mina, ya sea porque una mujer hermosa es el personaje principal o porque es el objeto esquivo de deseo del cantor.

En este ámbito, el experto en lenguaje Gobello sostiene que proviene del italiano jergal. Por otra parte, el etimólogo Santillán retoma dos posturas complementarias: sostiene que, o bien puede ser la voz castellana «mina» tomada en sentido figurado para significar cualquier actividad o negocio que proporcione mucha utilidad, o bien deriva de la jerga italiana de los camorristas, en la cual esta voz significa justamente «donna» y «miniera»; es decir, prostituta joven y hermosa.

También es importante mencionar que el vocablo mina posee otros significados adicionales en el mundo tanguero. Entre ellos podemos mencionar: mujer, hembra, prostituta, mujer que cohabita con un hombre, mujer que se une a un hombre ilícitamente, concubina, querida.

 

 

El significado de «piola»

El español de argentina está repleto de palabras y frases pintorescas del lunfardo, un vocabulario coloquial surgido en las calles de Buenos Aires, por el gran proceso migratorio, en la segunda mitad del siglo XIX. Incorporado actualmente al lenguaje habitual de Argentina (especialmente en Buenos Aires y sus alrededores) y Uruguay, los lingüistas consideran al lunfardo una característica distinguida del dialecto rioplatense.  Agrega un sabor argentino a tu vocabulario en español con la sección de Transpanish que destaca algunos de los términos más usados en el lunfardo.

La palabra piola tiene una variedad de significados, pero en general se refiere a alguien inteligente, hábil o astuto. Piola también puede ser utilizado para describir a alguien agradable o amistoso, de naturaleza tranquila o relajada, o algo que está en la onda o que es grandioso.

Cuando piola se une al verbo quedarse, la frase adquiere el significado “estar o quedarse tranquilo”. También se utiliza la frase hacerse el piola, que es una expresión que significa ser engreído, presumir o “hacerse el tonto”.

Palabras relacionadas en lunfardo:

sustantivo piolada: 1 acto producto de la astucia 2 situación en la que uno se beneficia personalmente sin considerar cómo se verán afectados los demás

Ejemplo de uso: Mi amigo es muy piola. Seguro que te va a dar buenos consejos. // Mi amigo es muy perspicaz. Seguro que te va a dar buenos consejos.

En la canción de 1975 Patente de piola de Eladia Blázquez aparece la palabra piola en el título y en la letra.

PATENTE DE PIOLA

La gente hace rato, no quiere más lola,
Con los avivados llamados los piolas
Y ni por asomo entres en su ley,
Porque de los plomos el piola es el rey.

Cuidado muchachos con tanta ranada,
Porque no nos hace ninguna gauchada
Y eso que parece risueño y pueril,
Puede ser a veces patente de gil.

El que nada en la piolada,
Vos sabés, se puede ahogar
En la clásica bobada de faltar
O de sobrar,

Pero para el porteño flor,
Es un loco berretín,
Un glorioso antecedente
De ocurrente y de pillín.

En la maratón del piola nadie cola quiere ser,
En el ranking del canchero, él primero y vos después.
Yo no se quién lo embarcó en la estupidez genial
La que él piensa que es señor, cuando es un chanta nacional.

Que aunque nadie le dé bola, él es piola y nada más.

Que loca manía que tiene el porteño,
Cuanta fantasía, que inútil empeño,
Muestra complacido, en cada ocasión
Que está recibido de vivo y piolón.

Un candor ingenuo lo caracteriza,
Y aquel que lo juna, se mata de risa.
Vive pregonando que raja de más
Y lo ven jadeando llegar siempre atrás.

El que nada en la piolada, vos sabés, se puede ahogar,
En la clásica bobada de faltar o de sobrar,

Pero para el porteño flor,
Es un loco berretín,
Un glorioso antecedente
De ocurrente y de pillín.

En la maratón del piola nadie cola quiere ser,
En el ranking del canchero, él primero y vos después.
Yo no se quién lo embarcó en la estupidez genial
La que él piensa que es señor, cuando es un chanta nacional.

Que aunque nadie le dé bola, él es piola y nada más.

¿Qué significa «chamullar» o «chamuyar»?

El español de argentina está repleto de palabras y frases pintorescas del lunfardo, un vocabulario coloquial surgido en las calles de Buenos Aires, por el gran proceso migratorio, en la segunda mitad del siglo XIX. Incorporado actualmente al lenguaje habitual de Argentina (especialmente en Buenos Aires y sus alrededores) y Uruguay, los lingüistas consideran al lunfardo una característica distinguida del dialecto rioplatense.  Agrega un sabor argentino a tu vocabulario en español con la sección de Transpanish que destaca algunos de los términos más usados en el lunfardo

Significado de «chamuyar»/»chamullar»

En Lunfardo, la palabra “chamuyar” (también “chamullar”) significa conversar, charlar, generalmente con el fin de lograr algo o con objetivos amorosos.

Chamuyar” también puede significar mentir en algunos contextos.

Se dice que esta palabra proviene del verbo “chamullar” del caló (dialecto gitano) que significar conversar o charlar.

Palabras relacionadas en lunfardo:
chamuyo o chamullo: conversación, cuchicheo, conversación amorosa, palabrería que tiene el propósito de impresionar o convencer, mentira.
chamuyero/a o chamullero/a: hablador, galanteador, versero, conversador, mentiroso

Ejemplos de uso:

Vamos a chamuyar a unas minas.

El nuevo plan de viviendas es un chamuyo.

La milonga “El chamuyo” por  Edmundo Rivero, incluye la palabra “chamuyo” en el título y la letra.

Se bate, se chamuya, se parola,
se parlamenta reo, como “grilo”,
y aunque la barra bufe y dé el “estrilo”
el lengo e’ chile es un bacán de gola.

Si es vichenzo, escafaña y no la grola
lo catan pal’ fideo manco dilo,
y hay cada espamentoso tirifilo,
más puntiagudo que zapallo angola.

El chamuyo cafiolo es una papa
cualquier mistongo el repertorio “ñapa”
y es respetao cuando lo parla un macho.

A veces si otro camba me lo emparda,
hay programa de espiche en la busarda
o se firma, con un feite, en el escracho.

Origen de la palabra «pibe»

El español de argentina está repleto de palabras y frases pintorescas del lunfardo, un vocabulario coloquial surgido en las calles de Buenos Aires, por el gran proceso migratorio, en la segunda mitad del siglo XIX. Incorporado actualmente al lenguaje habitual de Argentina (especialmente en Buenos Aires y sus alrededores) y Uruguay, los lingüistas consideran al lunfardo una característica distinguida del dialecto rioplatense.  Agrega un sabor argentino a tu vocabulario en español con la sección de Transpanish que destaca algunos de los términos más usados en el lunfardo.

Significado de pibe

En Lunfardo, la palabra pibe significa “niño”, “joven”. Aunque esta palabra pertenece, indiscutiblemente, al dialecto rioplatense, los expertos discrepan de su origen.

Algunos estudiosos sostienen que pibe proviene de la palabra del dialecto genovés italiano pive que significa “aprendiz” o “muchacho de los mandados”. Otro origen posible, es la palabra italiana pivello o pivèll (en lombardo) que significan “aprendiz”, “jovenzuelo”, “novato”.

Una teoría alternativa señala que pibe vendría de pebete, palabra que se origina del catalán pevet y que significa “incienso”.  Se cree que pebete hace referencia en forma irónica a un muchacho ya que los adolescentes activos pueden ser propensos a malos olores, lo opuesto al aroma agradable de un incienso.

Palabras relacionadas en Lunfardo: piba (niña, adolescente).

La palabra pibe aparece en la letra del tango de 1945 llamado “El sueño del pibe”, compuesto por Juan Puey y Reinaldo Yiso.

El sueño del pibe

Golpearon la puerta de la humilde casa,
la voz del cartero muy clara se oyó,
y el pibe corriendo con todas sus ansias
al perrito blanco sin querer pisó.

“Mamita, mamita”, se acercó gritando;
la madre extrañada dejó el piletón
y el pibe le dijo riendo y llorando:
“El club me ha mandado hoy la citación”.

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Origen de la palabra «yeta»

El español de argentina está repleto de palabras y frases pintorescas del lunfardo, un vocabulario coloquial surgido en las calles de Buenos Aires, por el gran proceso migratorio, en la segunda mitad del siglo XIX. Incorporado actualmente al lenguaje habitual de Argentina (especialmente en Buenos Aires y sus alrededores) y Uruguay, los lingüistas consideran al lunfardo una característica distinguida del dialecto rioplatense.  Agregue un sabor argentino a su vocabulario en español con la sección de Transpanish que destaca algunos de los términos más usados en el lunfardo.

Origen de la palabra «yeta»

En lunfardo, la palabra “yeta” significa gafe, algo o alguien que trae mala suerte. Los expertos en lunfardo creen que “yeta” deriva de las palabras del dialecto napolitano “jettatura” y “jettatore” que significan, según El Dizionario dialettale napoletano de Antonio Altamura –Edit. Fausto Fiorentino, «mal de ojos, atractivo maléfico» o «Jettatore, hombre maléfico que con su presencia produce daño a los demás». Debido a que la palabra “yeta” ganó popularidad inicialmente en la clase trabajadora, es difícil saber cuando fue acuñada por los residentes de Buenos Aires. Sin embargo, el término aparece registrado en forma escrita en 1915.

En ocasiones podemos encontrar «jeta” como forma alternativa de escribir “yeta».

Palabras relacionadas: enyetar, yetar, yetado, yetadura.

Ejemplos de usos:
Las víctimas de mala suerte, pueden exclamar: “¡Qué yeta!” en vez de “¡Qué mala suerte!”.
Cuando una persona trae mala suerte, se le puede decir “¡Sos yeta!”

La palabra “yeta” aparece en la letra del tango “Preparate pa’l domingo” de José Rial and Guillermo Barbieri.

Preparate pa’l domingo si querés cortar tu yeta;
tengo una rumbiada papa que pagará gran sport.
Me asegura mi datero que la corre un buen muñeca
y que paga, por lo menos, treinta y siete a ganador.
Vos no hagás correr el yeite, atenete a mis informes;
dejá que opinen contrario “Jornada” y “La Razón”.
Con mi dato pa’l domingo podés llamarte conforme…
Andá preparando vento; cuanto más vento, mejor.

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Pibe GuitaFiaca

Se lanza la versión online de “El gran diccionario de los argentinos”

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Una de ellas será el conjugador de verbos que en breve estará disponible.

Fuente: clarin.com

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Significado de «guita».

El origen de la palabra «fiaca».

Lunfardo: ¿Qué significa “guita”?

El español de argentina está repleto de palabras y frases pintorescas del lunfardo, un vocabulario coloquial surgido en las calles de Buenos Aires, por el gran proceso migratorio, en la segunda mitad del siglo XIX. Incorporado actualmente al lenguaje habitual de Argentina (especialmente en Buenos Aires y sus alrededores) y Uruguay, los lingüistas consideran al lunfardo una característica distinguida del dialecto rioplatense.  Agregue un sabor argentino a su vocabulario en español con la sección de Transpanish que destaca algunos de los términos más usados en el lunfardo.

Significado de “guita”

El término en lunfardo más utilizado para referirse al dinero es  “guita”.  Los argentinos utilizan más el término «plata» que «dinero» para referirse a la moneda corriente.

Sinónimos de «guita»: mosca,  filo, vento, tela. También se utiliza para referirse a los centavos o pesos (moneda de curso legal en Argentina).

Definición de la Real Academia Español

guita.

(Quizá del germ. *witta, y este del lat. vitta, venda sagrada).

1. f. Cuerda delgada de cáñamo.

2. f. Caudal, hacienda, bien.

3. f. coloq. Dinero contante.

En contexto:

Letra de tango «»Al mundo le falta un tornillo»
Música: José María Aguilar
Letra: Enrique Cadícamo
Todo el mundo está en la estufa,
Triste, amargao y sin garufa,
neurasténico y cortao…
Se acabaron los robustos,
si hasta yo, que daba gusto,
¡cuatro kilos he bajao!
Hoy no hay guita ni de asalto
y el puchero está tan alto
que hay que usar el trampolín.
Si habrá crisis, bronca y hambre,
que el que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín.

Hoy se vive de prepo
y se duerme apurao.
Y la chiva hasta a Cristo
se la han afeitao…
Hoy se lleva a empeñar
al amigo más fiel,
nadie invita a morfar…
todo el mundo en el riel.
Al mundo le falta un tornillo
que venga un mecánico…
¿Pa’ qué, che viejo?
Pa’ ver si lo puede arreglar.

¿Qué sucede?… ¡mama mía!
Se cayó la estantería
o San Pedro abrió el portón.
La creación anda a las piñas
y de pura arrebatiña
apoliya sin colchón.
El ladrón es hoy decente
a la fuerza se ha hecho gente,
va no encuentra a quién robar.
Y el honrao se ha vuelto chorro
porque en su fiebre de ahorro
él se “afana” por guardar.
Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico.
pa’ ver si lo puede arreglar.

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Pibe Yeta Fiaca

El origen de la palabra «fiaca»

El origen de algunas palabras de nuestro léxico popular por Roberto Arlt

Ensalzaré con esmero al benemérito “fiacún”.
Yo, cronista meditabundo y aburrido, dedicaré todas mis energías a hacer el elogio del “fiacún”, a establecer el origen de la “fiaca”, y a dejar determinados de modo matemático y preciso los alcances del término. Los futuros académicos argentinos me lo agradecerán, y yo habré tenido el placer de haberme muerto sabiendo que trescientos setenta y un años después me levantarán una estatua.
No hay porteño, desde la Boca a Núñez, y desde Núñez a Corrales, que no haya dicho alguna vez:
-¡Hoy estoy con “fiaca”!.
De ello deducirán seguramente mis asiduos y entusiastas lectores que la “fiaca” expresa la intención de “tirarse a muerto”, pero ello es un grave error.
Confundir la “fiaca” con el acto de tirarse a muerto es lo mismo que confundir un asno con una cebra o un burro con un caballo.
Exactamente lo mismo.
Y sin embargo a primera vista parece que no. Pero es así. Sí, señores, es así. Y lo probaré amplia y rotundamente, de tal modo que no quedará duda alguna respecto a mis profundos conocimientos de filología lunfarda.
Y no quedarán, porque esta palabra es auténticamente genovesa, es decir, una expresión corriente en el dialecto de la ciudad que tanto detestó el señor Dante Alighieri.
La “fiaca” en el dialecto genovés expresa esto: “Desgarro físico originado por la falta de alimentación momentánea”. Deseo de no hacer nada. Languidez. Sopor. Ganas de acostarse en una hamaca paraguaya durante un siglo. Deseos de dormir como los durmientes de Efeso durante ciento y pico de años.
Sí, todas estas tentaciones son las que expresa la palabra mencionada. Y algunas más.

La Fiaca
Comunicábame un distinguido erudito en estas materias, que los genoveses de la Boca cuando observaban que un párvulo bostezaba, decían: “Tiene la “fiaca” encima, tiene”. Y de inmediato le recomendaban que comiera, que se alimentara.
En la actualidad el gremio de almaceneros está compuesto en su mayoría por comerciantes ibéricos, pero hace quince y veinte años, la profesión del almacenero en Corrales, la Boca, Barracas, era desempeñada por italianos y casi todos ellos oriundos de Génova. En los mercados se observaba el mismo fenómeno. Todos los puesteros, carniceros, verduleros y otros mercaderes provenían de la “bella Italia” y sus dependientes eran muchachos argentinos, pero hijos de italianos. Y el término trascendió. Cruzó la tierra nativa, es decir, la Boca, y fue desparramándose con los repartos por todos los barrios. Lo mismo sucedió con la palabra “manyar” que es la derivación de la perfectamente italiana “mangiar la follia”, o sea “darse cuenta”.
Curioso es el fenómeno, pero auténtico. Tan auténtico que más tarde prosperó este otro término que vale un Perú, y es el siguiente: “Hacer el rostro”.
¿A qué no se imaginan ustedes lo que quiere decir “hacer el rostro”? Pues hacer el rostro, en genovés, expresa preparar la salsa con que se condimentarán los tallarines. Nuestros ladrones la han adoptado, y la aplican cuando después de cometer un robo hablan de algo que quedó afuera de la venta por sus condiciones inmejorables. Eso, lo que no pueden vender o utilizar momentáneamente, se llama el “rostro”, es decir, la salsa, que equivale a manifestar: lo mejor para después, para cuando haya pasado el peligro.
Volvamos con esmero al benemérito “fiacún”.
Establecido el valor del término, pasaremos a estudiar el sujeto a quien se aplica. Ustedes recordarán haber visto, y sobre todo cuando eran muchachos, a esos robustos ganapanes de quince años, de dos metros de altura, cara colorada como una manzana reineta, pantalones que dejaban descubierta una media tricolor, y medio zonzos y brutos.
Esos muchachos era los que en todo juego intervenían para amargar la fiesta, hasta que un “chico”, algún pibe bravo, los sopapeaba de lo lindo eliminándolos de la función. Bueno, estos grandotes que no hacían nada, que siempre cruzaban la calle mordiendo un pan y con gesto huído, estos “largos” que se pasaban la mañana sentados en una esquina o en el umbral del despacho de bebidas de un almacén, fueron los primitivos “fiacunes”. A ellos se aplicó con singular acierto el término.
Pero la fuerza de la costumbre lo hizo correr, y en pocos años el “fiacún” dejó de ser el muchacho grandote que termina por trabajar de carrero, para entrar como calificativo de la situación de todo individuo que se siente con pereza.
Y, hoy, el “fiacún” es el hombre que momentáneamente no tiene ganas de trabajar. La palabra no encuadra una actitud definitiva como la de “squenún”, sino que tiene una proyección transitoria, y relacionada con este otro acto. En toda oficina pública y privada, donde hay gente respetuosa de nuestro idioma y un empleado ve que su compañero bosteza, inmediatamente le pregunta:
-¿Estás con “fiaca”?
Aclaración. No debe confundirse este término con el de “tirarse a muerto”, pues tirarse a muerto supone premeditación de no hacer algo, mientras que la “fiaca” excluye toda premeditación, elemento constituyente de la alevosía según los juristas. De modo que el “fiacún” al negarse a trabajar no obra con premeditación, sino instintivamente, lo cual lo hace digno de todo respeto.

Autor: Roberto Arlt